Yardena Goldberg
Nace en la Ciudad de México, el 10 de septiembre de 1961. Estudia la carrera de Diseño Gráfico.
Con una apasionada vocación de comunicarse, Yardena se encuentra en permanente búsqueda a través de sus imágenes, formas, colores y texturas, para ofrecer una narrativa en sí misma, en cada una de sus obras y establece una historia que concluye con sugerentes títulos de sus lienzos, a través de sus colores vivos, observados en la vida cotidiana de las calles de su ciudad natal, de los mercados y de su gente, de su lenguaje coloquial, que manifiestan sin duda, las raices de su mexicanidad, creando su propia narrativa pictórica.
Al conocer sus pinturas en retrospectiva, se perciben distintas épocas, de una época obscura denominada por atmósferas de colores basados en azul, marino, negro, café y rojo, a una obra que nace en la época de rompimientos o rupturas, en donde el lienzo se ve rebasado en sus dimensiones, mediante el desgarre, creando fuertes juegos visuales, ataviados de expresividad. Esta colección llamada ¨Pintura Ruptórica¨ se presentó por primera vez en el recinto Poliforum Siquieiros.
La colección que se presenta en el Museo Torre Bicentenario de Toluca, nos muestra una explosión de ideas festivas que sobrecogen al alma, las cuales se cobijan en la sutileza de las formas y colores a lo que le dan razón de ser, las que transmiten sensaciones percibidas a lo largo de su existencia.
Estas ideas reflejan la ironía del mexicano, la risa y el desparpajo, el doble sentido de nuestro lenjuaje, el vacilón y el sarcasmo comedido, con el que se vive, por medio de los refránes, dichos y frases coloquiales, representados en una caracterización pictórica, aunado a la salvaguarda del lenguaje español y los colores que representan a su querido México. Convive con su niña interna y se deja acompañar por ella en cada uno de sus personajes, entablando una charla amena y elocuente, y percibe sus propias risas que hoy le traen divertidos recuerdos de aquellas travesuras infantiles que hoy se plasman en su obra.
Piensa la vida como una caricatura y entiende que nada en la naturaleza y, sobre todo, en la vida humana, es imperfecto. Las obras inivitan al espectador a reconocer hasta los más pequeños detalles cotidianos, los cuales se utilizan en su narrativa pictórica.
Es la madurez de su oficio la que le da esa libertad. Yardena se atreve a ir más allá, logrando armonizar la herencia cromática de nuestro país con las técnicas de los grandes maestros del renacimiento, las cuales, en su momento, dieron origen a la pintura del México independiente.
Al dominar el uso de estos materiales como el huevo, para usarlo en lo que denomina Temple, logra las velaturas que parten de la obscuridad, para impulsarnos a la brillantez de los colores mexicanos, las luces y sus sombras presentes en su trabajo, definiendo un estilo propio, con elementos y materiales como los pigmentos oriundos de su tierra mexicana. Después de estudiar con destacados maestros de la plástica mexicana, Yardena crea un universo visual, profundamente mexicano, con cierta nostalgia de su propio linaje. Se trata de un trabajo de más de 36 años, donde la dedicación le permite integrar hoy una colección capaz de sorprender al público en este nuevo renacimiento explosivo, lleno de experiencias y conocimiento de las técnicas pictóricas. Se hace muchas preguntas, muchas sin respuesta: ¿De dónde vengo? ¿Qué me enseñan mis antepasados? ¿Qué puedo aportar para las futuras generaciones?
Es México en una visión fresca que nos sorprende, su obra habla por sí misma.
Hoy por ti, mañana por mi,
Temple s/ tela, 200 x 140 cm
Mtra. Yardena Goldberg
A Chuchita se la bolsearon
Temple s/ tela, 160 x 100 cm
Dios aprieta pero no ahorca
Temple s/ tela, 120 x 180 cm
Hablando se entiende la gente
Temple s/ tela, 120 x 180 cm
No le eches, mucha crema a sus tacos
Temple en tela,, 1.20 x 1.60 cm